martes, 28 de mayo de 2013

Universidad al desnudo

Educación Superior

 Ubaldo Gil Flores

  Las transformaciones que está viviendo Ecuador, especialmente en la educación, ahora que la aldea global vive la Era del Conocimiento, van en serio y en estos próximos cuatro años se radicalizarán, de modo que nada debe caer por sorpresa. Cierto es que han cerrados universidades y extensiones, unas están condicionadas y otras en proceso de evaluación y acreditación. El Gobierno ha trazado sus normas y reglas, en base a la Constitución y la Ley Orgánica de Educación Superior, así que guste o no los centros de educación saben sobre qué cancha jugar.

 La Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí que está en el nivel C, que le cerraron las extensiones o cursos de Pedernales y Tosagua, que funciona con sus extensiones del Carmen, Bahía y Chone seriamente cuestionadas, tiene serios desafíos en la administración de sus recursos que pasan de treinta millones de dólares, y los retos académicos son inmediatos, nada de esto se puede solucionar si no hay voluntad política y académica y se resuelven primero políticas institucionales que son las causantes  de irregularidades que  se vienen repitiendo desde hace años y que hoy se han agudizado con el riesgo de atomizar a la institución, y con ello ser el espacio para quienes quieran pescar a río revuelto y sueñan tomarse a la universidad y volverla una central política.

  Ahora son las facultades de Medicina y Comunicación que están cuestionadas por irregularidades, la primera por chantajes sexuales y cobros para pase de año, la segunda por pedir donaciones y cobros para que se gradúen estudiantes de cursos de profesionalización, además del Centro de Idiomas que ha sido denunciado por estar cobrando por el certificado de suficiencia en inglés, requisito básico para que se gradúe todo estudiante de la ULEAM, lo cual resultaría un horrendo negocio para quienes medran detrás de él; pero hace poco la facultad de Odontología fue intervenida, y fueron cuestionadas por prácticas de seminarios para que se gradúen la facultad de Administración y la Escuela de Parvularia. Además que contradictoriamente a unas se les exige tesis y a otras no.

 Todo esto evidencia que la mediocridad o como mínimo las trabas que ponen al sistema educativo ciertas autoridades y profesores son un negociado hecho con premeditación y alevosía. Profesionales que salen con esas condiciones les será normal que mañana le cobren factura a quienes les vendan bienes o servicios. Están saliendo titulados sin formación completa en lo profesional y en las prácticas éticas, aunque este no es el común denominador. Pero lo peor de esto es la impunidad y que salgan sacrificados justamente los que han denunciado. Cada vez que se nombran comisiones para resolver tal o cual problema con seguridad no pasa nada y aumenta la sensación de impunidad e impotencia y esto es caldo de cultivo para que la corrupción aumente. El señor rector y los señores decanos, cuyos sueldos promedios es de cuatro y cinco mil dólares, tienen la palabra en el próximo Consejo Universitario, y esta vez tienen la oportunidad de acordarse que hay hechos que si no nos afectan por acción, nos afectan a corto plazo por omisión. Lo realmente trágico es que no solo cierren ciertas escuelas, carreras o facultades, si no que desaparezca nuestra universidad ante un gobierno que demuestra que ante lo inevitable hay que actuar con justicia y rigor.



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