martes, 28 de mayo de 2013

Lo inesperado, la incertidumbre del conocimiento

Educación Superior

Ubaldo Gil Flores
                                         
 “Lo inesperado nos sorprende porque nos hemos instalado con gran seguridad en nuestras teorías, en nuestras ideas y, estas no tienen ninguna estructura para acoger lo nuevo. Lo nuevo brota sin cesar; nunca podemos predecir cómo se presentará, pero debemos contar con su llegada, es decir con lo inesperado.” (Siete saberes necesarios para la educación del futuro.)

 Si somos realmente universitarios estas frases las tomamos como sentencias y como axiomas irrefutables, ahí es donde la precisión matemática impide que todo lirismo subjetivo o discurso de ocasión engañe. No basta ser un buen profesional, incluso un buen ser humano con altos valores éticos y familiares, hay que ser sobre todo universitarios, entender lo que es la Academia, en su naturaleza intemporal, que en abstracción discierne y está más allá del bien y del mal, pero que para efectos prácticos piensa y resuelve los temas de la realidad y se anticipa y crea fortalezas para los problemas del futuro, incluso crea la cultura de la improvisación en el buen sentido para lo inesperado.

  La Universidad Laica EloyAlfaro de Manabí, a nivel académico, tiene enormes fortalezas en las facultades humanísticas y de ciencias exactas de las Ingenierías, Mecánica Naval, Ciencias del Mar, Comercio Exterior, Contabilidad y  Auditoría, Arquitectura, Trabajo Social, Economías, Cultura Física, Ciencias Agropecuarias, Gestión, Desarrollo y Secretariado Ejecutivo, incluso las facultades que ahora viven problemas internos como Medicina y Comunicación han dado buenos y excelentes profesionales a la comunidad que están contribuyendo al desarrollo social dentro y fuera del país. La Facultad de Idiomas  -no el Centro de Idiomas que es el que ha sido denunciado por la venta de certificados de suficiencia de inglés- acaba de ser aprobada su malla curricular por el Senescyt.

 Es la parte académica la que tiene deficiencias por razones más complejas desde la fundación misma de la ULEAM y en las encrucijadas actuales, una vez que hemos pasado por la evaluación administrativa y de gestión, el tema de las mallas curriculares, la evaluación de los egresados y los docentes, eso sí será realmente conflictivo, más allá de que nuestra universidad sí tiene un número aproximado de mágisters, lo candente está en que no hemos tenido un Plan Estratégico en lo académico (y si los hubo no se los aplicó) bien definido, por eso las cosas se las hace todavía con remiendos, pero además hay hechos que ya no se pueden remediar y dolorosamente tienen que ver con el recurso humano. En estos días hay un especialista cubano capacitando para rehacer las mallas curriculares y ajustar los perfiles de contenidos y profesionales a los cambios jurídicos académicos y al Plan de Desarrollo Nacional, pero apenas un promedio de 10 carreras de las más de 40 que hay muestran voluntad y  capacidad para empezar.

 Cómo hacerlo si los docentes, salvo contadas carreras y profesores, apenas nos reunimos para compartir contenidos y objetivos, apenas trabajamos por áreas de contenidos, en esto ni siquiera llegamos a ser colegio grande. Si no se trabaja en equipo y por contenidos, los perjudicados finales son los mejores alumnos y los mejores profesores porque se convierten en problema para el sistema rutinario y de mediocridad.

  Ahora bien, cómo es que llegamos a esta situación. Cuando empieza la ULEAM, para su creación, requería tener doctores de pregrado y al apuro se graduaron los primeros de la institución, sin el tiempo y la rigurosidad del caso, sumado a que en las carreras de Ciencias Humanas se iba contratando a profesores de escuelas y colegios que trasladaron sus modelos, lo que no pasó con otras facultades , donde en cambio eran excelentes profesionales pero no docentes capacitados para un mundo de pensamiento universitario. Los primeros era difícil que mejoraran si seguían laborando en escuelas, los segundos sin duda que mejoraron, y ahora ante los cambios radicales de la Educación Superior son los que estarían mejor preparados para asumir los retos.

 Los mejores profesionales, de Ecuador o el extranjero, iban desertando por los sueldos y vocación, pero también porque ya en la segunda década los niveles académicos estaban atrasados y se hacía poco por remediarlos. Sumado a que también la imagen institucional se fortalecía con el teatro y la cultura, agregados a la ingente cantidad de eventos de todo tipo y hoy tenemos claro que con eso no era suficiente, que estábamos maquillando la dura realidad de los contenidos y carreras profesionales. Qué no decir de las extensiones que se fueron abriendo sin ningún fundamento académico y que disgregaron recursos económicos y energías.

  En términos generales las universidades ecuatorianas destinaron un promedio del 60 % para fines administrativos y poco o nada para publicación e investigación, aunque el 6 % debía destinarse para estos fines, y mucho menos para proyectos académicos de largo alcance. Tanto que hasta ahora el Vicerrectorado Académico no maneja presupuesto ni tiene autonomía financiera, hasta  para  realizar eventos tiene que ir a rogar que paguen determinados gastos en la Dirección Financiera. No es lo mismo manejar una tienda de corbiches y empanadas que administrar treinta millones de dólares y mucho más tener criterios financieros universitarios donde la inversión por lo intangible es una constante. A más investigación y libros más presupuesto.

 En la nuestra el manejo administrativo tuvo sus altibajos pero hoy es imposible mantenerlo en su modelo y me explico el porqué. En la ULEAM un director departamental gana un promedio de 3.000 dólares, un decano, un promedio de 5.000 dólares y un profesor de tiempo completo está en los 1 200 de promedio, y hay profesores por contrato que ganan hasta 500 dólares, y de yapa se les paga a con meses de retraso. Lo mismo ocurre con cierto personal de administración que gana 500 y 600 dólares cuando el promedio en otras universidades es de 1.200.

 Ante esta realidad la institución saca bajo puntaje en estos indicadores. Es decir, los auténticos docentes de tiempo completo y el alma misma de un centro de Educación Superior han recibido bajo sueldo durante años por “ahorro” de la institución, se les ha congelado su sueldo y de remate reciben la ingrata noticia que todo su sacrificio y vocación ni siquiera son valorados por los técnicos del gobierno.

 Sin embargo hay docentes de educación que bordean los USD 3.000 y más, todo gracias a que tuvieron los contactos para ascender en el escalafón de profesores. Ya en el 2005 denuncié en diario El Mercurio que apenas se habían inscrito 35 estudiantes en Ciencias de la Educación donde había más de 60 profesores a tiempo completo y algunos con nombramiento en otros centros escolares o universitarios. Y en el 2001 había hecho lo mismo ante  el Consejo Universitario pidiendo que se solucionara el tema del escalafón porque algunos ascendían sin cumplir los reglamentos y los que lo merecían, no. En ambas casos, vaya sorpresa,  pidieron destituirme de la institución.  Pero los duros cambios y transformaciones institucionales nos hacen ahora luchar por salvar ya no un puesto de trabajo en la ULEAM si no nuestra misma razón de ser, para quienes toda la vida seremos universitarios, es decir hombres universales.



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