Educación
Superior
Ubaldo
Gil Flores
Edgar Samaniego, Rector de la Universidad Central de Ecuador
y René Ramírez Subsecretario de la Senescyt (Secretaría Nacional de Educación
Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación) entraron en controversia enfocados
cada uno en defender su gestión, el primero ha dicho “… pichones
internacionales de escasas plumas nos quieren enseñar cómo y hasta dónde debemos
volar – en la universidad ecuatoriana-, en lugar de que la experiencia de
décadas de maestros universitarios, apoyados en su cogobierno, conduzca a la
educación superior”; por su parte, y en vista que Samaniego pide reunirse y
hablar directamente con el presidente Correa, Ramírez ha calificado de mediocre
la gestión realizada por Samaniego, sin planificación para evitar que se cree
el caos con la jubilación obligatoria de muchos docentes y con el grave
conflicto que los alumnos quedarán sin profesores y remató que el rector de la
central no ha utilizado 128 millones de dólares con lo cual pudo haber hecho
infraestructuras y mejoras administrativas y académicas. Presupuesto que puede
ser utilizado después arguye Samaniego, puesto que la gestión con finanzas es
complicada y su lentitud impide cumplir los plazos y agotar los recursos.
En
ambos casos tienen posturas firmes, cada uno se cree dueño de la verdad, o para
ser más precisos cada uno se cree dueño de su verdad, esta situación que es
dialéctica y muy humana, afecta al conjunto de los ecuatorianos por cuanto se
trata de la transformación que hoy vive la educación en términos generales y
requiere del aporte de nuestro entendimiento y de nuestro esfuerzo para que
haya cambios. Siempre se dijo como un lugar común que el país va hacia donde
van las universidades, esta premisa hoy es más cierta que nunca, y a la luz de
criterios técnicos y científicos tomados de pedagogos y filósofos trataremos de
observar los hechos, diseccionarlos, analizarlos e interpretarlos para
superar-nos, no en lo macro si no lo micro, en lo mínimo, que así es como se
hacen las grandes revoluciones.
Lo que
está claro y compartimos todos, con la excepción del excandidato Gutiérrez que
ofrecía volver a la universidad y educación de antes, es que la educación
ecuatoriana fracasó en todos sus niveles y que hay que empezar su
transformación radical en la inicial y en la universitaria; muchos estábamos
conscientes que la universidad en términos generales era un colegio grande, y a
veces en determinadas carreras ni siquiera eso. Y no es que no haya existido
buenas facultades o carreras, incluso buenos y excelentes profesores, y
que desde luego hayan salido también buenos y excelente profesionales, pero se
trataban de iniciativas familiares y personales, no como norma si no como
excepción.
Samaniego,
en un ejercicio de pensamiento podemos decir que representa la vieja
universidad, esa que permitió que un partido político destrozara su
institucionalidad y su razón de ser, esa que sigue hablando de experiencia y
olvida que ésta a veces implica tan solo uno o dos años de experiencia y el
resto de años en la repetición de la misma ignorancia o la misma rutina, por
eso él se ufana que ahora la paredes están bonitas y que el ornato
universitario es distinto, se esconde en el mundo de las apariencias, en el
ornato, y no en la esencia de la academia que no puede ser exhibida si no en
años, por partes y por especialidades, con generaciones de profesionales
y resultados de obras tangibles e intangibles. En las primeras evaluaciones que
tuvieron las universidades ecuatorianas, la Central estaba muy por debajo de la
Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, luego, conforme los rectores fueron
llegando a ciertos acuerdos con el gobierno, las cosas cambiaron, sumado a que Samaniego fue clave
para extirpar al MPD de sus predios, pero ahora que ya cumplió su misión y
quiere imponer su visión universitaria, la respuesta de Ramírez, es
contundente: No habrá cambios o reformas en la Ley Orgánica de Educación
Superior, que es como la constitución universitaria.
Lo que
dice Ramírez es hasta grosero y en cierto modo inhumano: “no quiere que salgan
sus panas”. Los de 70 años al trasto de la historia. Los de 70 años ya no
sirven para educar y mucho menos si no tienen doctorados Ph. Puedo decir sin
equívoco alguno que hay en la academia viejos sabios que pueden aportar mucho
todavía, así como hay jóvenes que ya están viejos antes de nacer. Solo hay que
regular y a cada cual ubicarlo donde debe estar. Se ve aquí su punto de vista
tecnócrata, frío y desconectado de la realidad, que puede tener los peores
costos y consecuencias, no para su gestión y el proyecto de la Revolución
Ciudadana, si no para nuestro país y para quienes amamos la Educación Superior
y apoyamos estos cambios, entendemos y
comprendemos las dinámicas internas de la educación en todos sus niveles.
Ramírez, al
acusar de una gestión mediocre y descalificar la marcha de Samaniego por ser
una apuesta política con fines electorales, ya empieza a develar que le
removieron el piso, se lo vio perturbado en las declaraciones, lo han hecho
quedar mal ante el Gran Jefe y corre el riesgo de que lo remuevan o que sus
certezas empiecen a fracturarse con la realidad pantanosa, en lo social y
educativo de los ecuatorianos. Su defensa y señalamiento lo denudó en una
falacia política que el país discutió poco, y es que los cambios se están dando
a nivel macro y estratégicos pero los procedimientos y los cómos no están
claros, o deben dárselos desde las mismas bases institucionales, con los
docentes y trabajadores que hace rato quisieron cambios radicales.
Ramírez
olvidó que el rector Samaniego es un profesional y autoridad intachable,
un médico de esos de la vieja guardia con valores inquebrantables y que
tiene sus verdades bien puestas aunque el anterior sistema lo haga
equivocar. Sistema al que él combatió con conciencia y altura y del cual salió
agredido físicamente ante cámaras de televisión para vergüenza nacional. Decir
que busca la reelección no tiene nombre puesto que ya pasa de los 70 y está en
su cargo porque se creó la figura política que debía estar hasta que terminara
el periodo por el cual fue elegido. Para bien o para mal está ahí por el
gobierno y haber transigido en ese momento crucial en el que se necesitaba que
estuviera en ese puesto, ahora tiene sus consecuencias, con lo cual estaremos
de acuerdo que estos supuestos cambios tienen sus fisuras.
Hay
un enfrentamiento entre lo que se supone es el error de ayer y la ilusión de
hoy, aunque ese hoy ya está contaminado del ambiente de ese ayer. Estamos
seguros y sabemos cuáles fueron nuestros errores como universitarios, pero no
sabemos hacia donde nos conduce la ilusión de la nueva universidad. Hasta el
momento desde el Ejecutivo hasta el Secretario de Estado, señalan al título de
Dr. Ph. como la varita mágica que por ósmosis dará calidad y eficiencia y
eficacia, y nos convertirá en el país de la Ciencia, la Tecnología y la
Innovación, en la Ciudad del Conocimiento.
Durante
este año abordaremos estos temas de interés colectivo, y lo haremos
considerando los nuevos cambios legislativos universitarios, la realidad de la
universidad ecuatoriana y de la ULEAM, y utilizando las grandes
concepciones de las Ciencias de la Educación, entre ellas, Los sietes saberes
necesarios para la educación del futuro, de Edgar Morín, un clásico actual del
pensamiento educativo, quien nos ayuda a cerrar este enfrentamiento entre el
supuesto error y la ilusión con sus frases aleccionadoras y muy reales: “
Nuestros sistemas de ideas (teorías, doctrinas, ideologías) no solo están sujetos al error sino que también protegen los
errores e ilusiones que están inscritos en ellos. Forma parte de la lógica
organizadora de cualquier sistema de ideas el hecho de resistir la información
que no conviene o que no se puede integrar. Las teorías resisten a la agresión
de las teorías enemigas o de los argumentos adversos”.
2 comentarios:
"Cada uno se cree dueño de la verdad, o para ser más precisos cada uno se cree dueño de su verdad". Este fragmento refleja que no existe verdad absoluta. Todos los seres humanos analizamos las situaciones desde nuestra óptica, corriendo el riesgo de crear confusiones cuando éstas verdades se vuelven base para la sociedad en cuanto a opinar se trata. Por eso es necesario, desde la Academia, moldear nuestro pensamiento crítico para lograr desarrollar la imparcialidad y juzgar las cosas con asertividad.
"Cada uno se cree dueño de la verdad, o para ser más precisos cada uno se cree dueño de su verdad". Este fragmento refleja que no existe verdad absoluta. Todos los seres humanos analizamos las situaciones desde nuestra óptica, corriendo el riesgo de crear confusiones cuando éstas verdades se vuelven base para la sociedad en cuanto a opinar se trata. Por eso es necesario, desde la Academia, moldear nuestro pensamiento crítico para lograr desarrollar la imparcialidad y juzgar las cosas con asertividad.
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