martes, 2 de abril de 2013

Samaniego y Ramírez: error e ilusión



Educación Superior

                                                                

  Ubaldo Gil Flores

    
Edgar Samaniego, Rector de la Universidad Central de Ecuador  y René Ramírez Subsecretario de la Senescyt (Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación) entraron en controversia enfocados cada uno en defender su gestión, el primero ha dicho “… pichones internacionales de escasas plumas nos quieren enseñar cómo y hasta dónde debemos volar – en la universidad ecuatoriana-, en lugar de que la experiencia de décadas de maestros universitarios, apoyados en su cogobierno, conduzca a la educación superior”; por su parte, y en vista que Samaniego pide reunirse y hablar directamente con el presidente Correa, Ramírez ha calificado de mediocre la gestión realizada por Samaniego, sin planificación para evitar que se cree el caos con la jubilación obligatoria de muchos docentes y con el grave conflicto que los alumnos quedarán sin profesores y remató que el rector de la central no ha utilizado 128 millones de dólares con lo cual pudo haber hecho infraestructuras y mejoras administrativas y académicas. Presupuesto que puede ser utilizado después arguye Samaniego, puesto que la gestión con finanzas es complicada y su lentitud impide cumplir los plazos y agotar los recursos.


  En ambos casos tienen posturas firmes, cada uno se cree dueño de la verdad, o para ser más precisos cada uno se cree dueño de su verdad, esta situación que es dialéctica y muy humana, afecta al conjunto de los ecuatorianos por cuanto se trata de la transformación que hoy vive la educación en términos generales y requiere del aporte de nuestro entendimiento y de nuestro esfuerzo para que haya cambios. Siempre se dijo como un lugar común que el país va hacia donde van las universidades, esta premisa hoy es más cierta que nunca, y a la luz de criterios técnicos y científicos tomados de pedagogos y filósofos trataremos de observar los hechos, diseccionarlos, analizarlos e interpretarlos para superar-nos, no en lo macro si no lo micro, en lo mínimo, que así es como se hacen las grandes revoluciones.


Lo  que está claro y compartimos todos, con la excepción del excandidato Gutiérrez que ofrecía volver a la universidad y educación de antes, es que la educación ecuatoriana fracasó en todos sus niveles y que hay que empezar su transformación radical en la inicial y en la universitaria; muchos estábamos conscientes que la universidad en términos generales era un colegio grande, y a veces en determinadas carreras ni siquiera eso. Y no es que no haya existido buenas facultades o carreras, incluso  buenos y excelentes profesores, y que desde luego hayan salido también buenos y excelente profesionales, pero se trataban de iniciativas familiares y personales, no como norma si no como excepción. 


 Samaniego, en un ejercicio de pensamiento podemos decir que representa la vieja universidad, esa que permitió que un partido político destrozara su institucionalidad y su razón de ser, esa que sigue hablando de experiencia y olvida que ésta a veces implica tan solo uno o dos años de experiencia y el resto de años en la repetición de la misma ignorancia o la misma rutina, por eso él se ufana que ahora la paredes están bonitas y que el ornato universitario es distinto, se esconde en el mundo de las apariencias, en el ornato, y no en la esencia de la academia que no puede ser exhibida si no en años, por partes y por especialidades,  con generaciones de profesionales y resultados de obras tangibles e intangibles. En las primeras evaluaciones que tuvieron las universidades ecuatorianas, la Central estaba muy por debajo de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, luego, conforme los rectores fueron llegando a ciertos acuerdos con el gobierno, las cosas  cambiaron, sumado a que Samaniego fue clave para extirpar al MPD de sus predios, pero ahora que ya cumplió su misión y quiere imponer su visión universitaria, la respuesta de Ramírez, es contundente: No habrá cambios o reformas en la Ley Orgánica de Educación Superior, que es como la constitución universitaria.


 Lo que dice Ramírez es hasta grosero y en cierto modo inhumano: “no quiere que salgan sus panas”. Los de 70 años al trasto de la historia. Los de 70 años ya no sirven para educar y mucho menos si no tienen doctorados Ph. Puedo decir sin equívoco alguno que hay en la academia viejos sabios que pueden aportar mucho todavía, así como hay jóvenes que ya están viejos antes de nacer. Solo hay que regular y a cada cual ubicarlo donde debe estar. Se ve aquí su punto de vista tecnócrata, frío y desconectado de la realidad, que puede tener los peores costos y consecuencias, no para su gestión y el proyecto de la Revolución Ciudadana, si no para nuestro país y para quienes amamos la Educación Superior y apoyamos estos cambios,  entendemos y comprendemos las dinámicas internas de la educación en todos sus niveles.


Ramírez, al acusar de una gestión mediocre y descalificar la marcha de Samaniego por ser una apuesta política con fines electorales, ya empieza a develar que le removieron el piso, se lo vio perturbado en las declaraciones, lo han hecho quedar mal ante el Gran Jefe y corre el riesgo de que lo remuevan o que sus certezas empiecen a fracturarse con la realidad pantanosa, en lo social y educativo de los ecuatorianos. Su defensa y señalamiento lo denudó en una falacia política que el país discutió poco, y es que los cambios se están dando a nivel macro y estratégicos pero los procedimientos y los cómos  no están claros, o deben dárselos desde las mismas bases institucionales, con los docentes y trabajadores que hace rato quisieron cambios radicales.


 Ramírez olvidó que el rector Samaniego es un profesional  y autoridad intachable, un médico de esos de la vieja guardia con valores inquebrantables y que tiene  sus verdades bien puestas aunque el anterior sistema lo haga equivocar. Sistema al que él combatió con conciencia y altura y del cual salió agredido físicamente ante cámaras de televisión para vergüenza nacional. Decir que busca la reelección no tiene nombre puesto que ya pasa de los 70 y está en su cargo porque se creó la figura política que debía estar hasta que terminara el periodo por el cual fue elegido. Para bien o para mal está ahí por el gobierno y haber transigido en ese momento crucial en el que se necesitaba que estuviera en ese puesto, ahora tiene sus consecuencias, con lo cual estaremos de acuerdo que estos supuestos cambios tienen sus fisuras.


  Hay un enfrentamiento entre lo que se supone es el error de ayer y la ilusión de hoy, aunque ese hoy ya está contaminado del ambiente de ese ayer. Estamos seguros y sabemos cuáles fueron nuestros errores como universitarios, pero no sabemos hacia donde nos conduce la ilusión de la nueva universidad. Hasta el momento desde el Ejecutivo hasta el Secretario de Estado, señalan al título de Dr. Ph. como la varita mágica que por ósmosis dará calidad  y eficiencia y eficacia, y nos convertirá en el país de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, en la Ciudad del Conocimiento.


 Durante este año abordaremos estos temas de interés colectivo, y lo haremos considerando los nuevos cambios legislativos universitarios, la realidad de la universidad  ecuatoriana y de la ULEAM, y utilizando las grandes concepciones de las Ciencias de la Educación, entre ellas, Los sietes saberes necesarios para la educación del futuro, de Edgar Morín, un clásico actual del pensamiento educativo, quien nos ayuda a cerrar este enfrentamiento entre el supuesto error y la ilusión con sus frases aleccionadoras y muy reales: “ Nuestros sistemas de ideas (teorías, doctrinas, ideologías) no solo están sujetos al error sino que también protegen los errores e ilusiones que están inscritos en ellos. Forma parte de la lógica organizadora de cualquier sistema de ideas el hecho de resistir la información que no conviene o que no se puede integrar. Las teorías resisten a la agresión de las teorías enemigas o de los argumentos adversos”.                              


2 comentarios:

Unknown dijo...

"Cada uno se cree dueño de la verdad, o para ser más precisos cada uno se cree dueño de su verdad". Este fragmento refleja que no existe verdad absoluta. Todos los seres humanos analizamos las situaciones desde nuestra óptica, corriendo el riesgo de crear confusiones cuando éstas verdades se vuelven base para la sociedad en cuanto a opinar se trata. Por eso es necesario, desde la Academia, moldear nuestro pensamiento crítico para lograr desarrollar la imparcialidad y juzgar las cosas con asertividad.

Unknown dijo...

"Cada uno se cree dueño de la verdad, o para ser más precisos cada uno se cree dueño de su verdad". Este fragmento refleja que no existe verdad absoluta. Todos los seres humanos analizamos las situaciones desde nuestra óptica, corriendo el riesgo de crear confusiones cuando éstas verdades se vuelven base para la sociedad en cuanto a opinar se trata. Por eso es necesario, desde la Academia, moldear nuestro pensamiento crítico para lograr desarrollar la imparcialidad y juzgar las cosas con asertividad.