miércoles, 4 de diciembre de 2013

Educar-se con problemas pero sin conflictos









Por Ubaldo Gil Flores*

Las profundas transformaciones que vive la educación ecuatoriana en general y la Educación Superior de modo particular, positivas en su mayoría y pensadas a corto, mediano y largo plazo, muy acorde con lo que debe ser un pensamiento estratégico universitario, para pasar de lo coyuntural e inmediatista al uso racional de la información pedagógica, didáctica y a las nuevas corrientes del pensamiento educativo, para mejorar y cambiar de vida y sociedad, para que la ciencia nos permita en palabras de Mario Bunge “evitar las vaguedades y superficialidades”, todo esto ajustado a un nuevo marco legal universitario y en consonancia con una nueva estructura administrativa y académica que permita al docente y al estudiante no intoxicarse de información si no vivir el conocimiento por el signo de un interaprendizaje constante.

No somos más que eternos aprendices, en el mejor de lo casos con algo de experiencia que sirve -y sirve solo si hay datos, estadísticas, que permita extraer leyes y principios para crear nuevas reglas y normas en el ejercicio educativo- en la medida que hay evidencias de los procesos realizados.

Es en este contexto que este libro tiene capital importancia para la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí por cuanto recoge la ilustración siempre actualizada de las distintas corrientes educativas y su propuesta para que los problemas no se conviertan en conflictos del maestro Luis Aguilera, quien se jubiló pero no por eso ha dejado de aportar y más bien con el tiempo suficiente ha podido condensar y sintetizar su vasta experiencia como pedagogo, como hombre ilustrado que saca de la teoría y la práctica sus mejores frutos.

El autor hace referencia y desmenuza conceptos como Macrocurrículo: que es vinculación de los planes de desarrollo: nacional, regional, local e institucional, Mesocurrículo: que está conformado por el plan de estudios, malla curricular y estructura legal y administrativa; y Microcurrículo: que corresponde a las diferentes prácticas docentes que tiene como instrumento de trabajo el sílabo y su operatividad en el aula.

Todo esto será posible si quienes lideran a las instituciones universitarias comprenden que “El Capital Intelectual son aquellos elementos intangibles, todo aquello que no se pueda tocar pero que puede hacer ganar dinero a la institución u organización. Agregamos, no solo se puede ganar dinero, sino también mejorar el desarrollo humano; no solo para ser competitivos, sino también para ser competentes.” Será tema de debate por años el cómo las universidades públicas deben contribuir a la apuesta de la política de estado que se afana en desarrollar la matriz productiva, y que podamos con Arte, Educación y Cultura, exportar bienes y servicios educativos para contribuir con el Producto Interno Bruto y no depender siempre de las arcas del estado.

Dentro del pensamiento articulado al interior de nuestra universidad, en un catálogo de libros que ha cubierto todas las áreas del conocimiento, uno de los primeros referentes es Medardo Mora Solórzano con sus distintos textos de filosofía, cultura manabita como modo de impedir el avasalle de la globalización, política, educación y la realidad nacional en el contexto mundial, calificado por Fernando Tinajero como filósofo estoico, acaso con la mayor condición humana y estructura de pensamiento al forjar una universidad desde el desierto simbólico para sentar las bases y fundamentos de una institución destinada a ser carne viva de Manta. En esa línea de aporte, está también Guido Vásconez, quien con su libro Enfoques pedagógicos desde la ULEAM, describió oportunamente la realidad educativa de la institución y hacía su propuesta aunque no fue escuchado a tiempo. Y ahora es Leonardo Moreira quien como Vicerrector Académico está dotando a la institución de profundas transformaciones a nivel académico, aunque como todo proceso auténticamente educativo los movimientos son lentos para evitar que el problema endémico de la educación y su fracaso en Ecuador lo convirtamos en conflictos, cuando se trata de una oportunidad de dar saltos cualitativos y asumir nuevos retos y desafíos inmediatos.

Con este libro de uno de mis más recordados maestros de la Facultad de Ciencias de la Educación, damos un paso cualitativo en el quehacer y ser universitarios, pero el mismo libro está incompleto hasta que los universitarios sepamos dotarlo de nuevos contenidos con la práctica de nuestras profesiones y con nuestro pensamiento universitario.  
(Texto de presentación del libro La educación basada en problemas de Luis Aguilera)
 Manta, 26 de noviembre del 2 013

*Director General Editorial Mar Abierto

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